Un paso que muchas veces los usuarios no terminan de entender a la hora de crear un dominio web es el de los DNS. Se trata de dos servidores encargados de direccionar cada dominio para que puedan ser abiertos desde cualquier navegador web y así conectarlos al servidor correspondiente. Dependiendo de tipo de dominio, puede que tengas que seguir un procedimiento específico, pero en líneas generales la configuración de DNS no es demasiado compleja.
Servidores DNS y configuración de dominios.
Cuando pagamos por un dominio web hay que configurar dos servidores de nombres y estos tienen que estar registrados en el sistema DNS. La base de datos DNS tiene tres niveles. En el primer nivel encontramos los servidores root, luego los Top Level Domains (Dominios de primer nivel). Al intentar conectar con una página web, el BIND realiza una petición a través de lo que se denomina “Resolver”, el componente de búsqueda.
El resolver le pide a los servidores root que identifique cuál es la IP de google.com y desde allí va siguiendo las recomendaciones hasta llegar al ns1.google.com. Este es el DNS que nos terminará llevando al IP correspondiente a dicha página. Por eso con tu dominio web tienes que configurar estas dos direcciones. De lo contrario los usuarios no llegarán a tu web aunque esté registrada.
El componente named es el responsable de responder las peticiones de un resolver. Lee los datos incluidos en el archivo named.cfg y de los ficheros de zona donde se van registrando los cambios en las páginas web y dominios. Es importante que estos archivos no estén corruptos para que los resultados de la navegación aparezcan sin errores.