A todos nos ha pasado en alguna ocasión que nos quedamos encantados con lo que ofrecen ciertos tipos de hosting: el espacio es más que suficiente, el servicio técnico es muy rápido y las opiniones son muy positivas en los centros especializados; sin embargo, a la hora de tenerlo a nuestro nombre, es decir, tras haber cancelado su valor comercial, nos damos cuenta de que presenta ciertas falencias o que no se acomodará a las necesidades que tenemos para alojar nuestros proyectos. En ese caso ese buen hosting resultó ser una estafa… hoy te enseñaremos algunas cosas a tener en cuenta para tomar una buena decisión.
No siempre todo lo que te ofrecen es cierto:
Por ahí dicen que siempre hay que leer la letra pequeña de los contratos que firmamos y hoy es más cierto que nunca. Mi primer servicio de hosting, lo conseguí con una empresa española de la que mis colegas hablaban maravillas, estuve muy contento los primeros días, pero luego la web comenzó a presentar algunas fallas como caídas constantes y vulnerabilidad ante ataques. Fui a soporte, se tardaron 2 días en contestarme y tomé la decisión de irme haciendo caso del período de reembolso, pero, no me devolvieron el dinero.
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La empresa decía tener devolución del 100% del importe después de 30 días, pero no especificaron las condiciones durante la compra y perdí mi dinero y mi web… Y no soy el único, así que lo mejor siempre será ir hasta el pie de página de la empresa en cuestión y revisar el enlace de «Condiciones del Servicio». Así mismo, puedes hacer cuantas preguntas quieras al asesor comercial de «chat en vivo» que te esté atendiendo o pedir que te envíen en un mail todas las especificaciones (es gratis y es mejor prevenir).
Además, puedes hacer preguntas claras sobre algún tema que te cause inquietud en los foros de soporte de esa empresa, así la comunidad te responderá y te darás cuenta de las cosas que se traen guardadas.
Si tras haber hecho lo anterior, compras y pasa algo, siempre podrás hacer un reclamo oficial ante alguna entidad en tu país y solicitar que, por falta de cumplimiento de lo acordado, te sea regresado la totalidad de lo que pagaste.